5 nov 2013

Tener oficinas hermosas: ¿Motiva la creatividad?

En los últimos años la creatividad ha tomado prevalencia como atributo deseable en una empresa, y la búsqueda de ideas innovadoras se ha traducido de manera casi violenta en la imagen misma de las compañías.

Algo muy conocido es la elaborada y casi excesiva originalidad de las oficinas de Google, y si bien se agradece siempre que una empresa dedique algo de sus infinitas ganancias a crear un espacio agradable para sus empleados, la efectividad del mobiliario en sí mismo como fuente de inspiración creativa es bastante discutible.


Muchas de las PyMEs en donde hay mayor colaboración creativa están muy lejos de ser los bellísimos espacios visuales como las oficinas de Apple. Muchos de los lugares favoritos de trabajo de varias personas jamás aparecerían en revistas de decoración, paredes manchadas, mobiliario oscuro y cuadrado, madera, alfombras horribles y cuadros comprados en el supermercado colgados por todos lados... lugares alejadísimos de la percepción que tenemos actualmente de espacios ideales para la creatividad, y que sin embargo, alentaban la creatividad debido a las personas que los poblaban, los retos que imponían y las posibilidades de expresión que presentaban.

Si deseamos ser creativos, la verdad es muy simple: quedarnos encerrados por muy original y colorido que sea el mobiliario de nuestra oficina, por muy ventilado que esté nuestro ambiente y sin importar cuánto ping-pong juguemos mientras comemos sushi en el almuerzo, es probable que lleguemos a un límite.

La creatividad es infinita, pero se tiene que regenerar, lo cual sucede únicamente cuando trabajamos en encontrar nuevos caminos, los cuales serán difíciles de hallar si nos limitamos al mismo espacio y los mismos objetos día a día, sin importar cuán innovadores dichos objetos sean en realidad.

¿Cuántas veces la solución de un problema se aparece cuando dejamos de buscarla? ¿Es acaso que la falta de esfuerzo es recompensada aleatoriamente por el universo? Claro que no. La razón es sencillamente que al dejar de enfocarnos en algo dentro de un ambiente totalmente cerrado que exige atención absoluta a un detalle desde un mismo enfoque, a veces eso es justo lo que necesitamos.

Las ideas que nos llegan por tomar una ruta distinta al trabajo, aquellas innovaciones que nacen en la ducha o durante una siesta... esas ideas no vienen del reloj de pared o los ventiladores verticales en todos los colores del arcoíris. Romper con la rutina, buscar cosas nuevas dentro de nuestra propia vida, ver el mundo con ojos nuevos, eso es lo que alimenta la creatividad.

Así que, si bien es válido invertir en la comodidad de nuestros empleados, preguntémonos mejor, ¿qué oportunidades para salir de su zona de confort estamos presentándoles? Y si no sucede esto de manera institucional y eres un empleado buscando ser más creativo, busca también las oportunidades de expandir tus horizontes y cambiar la rutina.

Esa idea, la que puede cambiar el rumbo de la empresa, es más probable que habite en el parque que en un cajón.


Fuente